El Valle Sagrado se ha convertido en uno de los centros turísticos más importantes del país. Además de contar con una riqueza histórica inigualable -expresada en multitud de restos arqueológicos y monumentos coloniales dispersos a lo largo del valle-, la región del Urubamba ofrece infinitas posibilidades de distracción al turista: caminatas, baños termales, viajes en balsas o kayacs por el río, vuelos en parapente o ala delta, cabalgatas, montañismo, etc.
En los últimos años se han desarrollado programas de turismo participativo, invitando por ejemplo al viajero a trabajar en un andén o a recolectar la sal de una salinera. El Valle Sagrado alberga, además, a dos de los más importantes mercados artesanales del Cusco: Písac y Chinchero.
Pese a que en los últimos años ha crecido significativamente la infraestructura turística en el área, y hoy se cuenta con una oferta importante de alojamientos y restaurantes, el valle ha sabido conservar su encantadora paz natural.
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